“Serpiente Eléctrica” — Colectiva Sur Eléctrica
En el año de la serpiente según el calendario chino, tomamos como pretexto El ritual de la serpiente –aquel texto visionario de Aby Warburg– para invocar a las potencias de las imágenes técnicas en movimiento, allí donde lo imaginario y lo inconsciente tecnológico se entrelazan. Warburg vio en el rayo, el rito y la imagen una clave para leer la persistencia de las fuerzas míticas en la cultura moderna. Hoy, esa electricidad, ya domesticada, reconvertida en flujo digital, en código y algoritmo, se desliza a través de nuestras pantallas, reactivando memorias profundas y fuerzas inconscientes.
Esta muestra reúne obras de artistas latinoamericanxs donde la inteligencia artificial no es solo un recurso de moda, sino también oráculo, espectro o residuo. A través de ejercicios que combinan visualidades automatizadas, pixeladas o generativas, emergen visiones en las cuales los saberes originarios, mitos (antiguos y actuales) y símbolos arcaicos reaparecen cifrados en nuevas estéticas posthumanas. La serpiente, figura de transformación cuya mordida envenena o cura, se convierte en hilo conductor de estas narrativas que exploran lo invisible, lo ritual y aquello que la tecnología no logra domesticar de manera completa.
Si toda técnica es, en última instancia, una forma de mediar con lo invisible, prácticas ancestrales en la historia de la cultura como ritos, métodos de ensoñación e imaginarios cosmológicos devienen en infraestructuras sensibles para expandir la percepción y la capacidad de imaginar otros mundos. En un presente signado por la expansión de entornos digitales mediante los cuales son fundados nuevos espacios de inmersión y se amplían los sentidos, es posible tejer continuidades entre modos de hacer que resisten a cronologías lineales: saberes y temporalidades distantes se entrelazan en nuevos territorios de encuentro y, de esa manera, tecnologías antiguas y contemporáneas reconfiguran las relaciones entre cuerpo, máquina y mundo.
Serpiente eléctrica propone una mirada a un presente habitado por culturas que no son fósiles, sino vibraciones en lenguajes que hoy ensayamos con máquinas y tecnologías entendidas en un sentido amplio. Una coreografía de sueños y pesadillas digitales que nos confrontan con el inconsciente colectivo y las potencias de la tierra que aún laten bajo la superficie de cada píxel.