Nabi Saleh

Rafael Guendelman Hales

La obra presenta una conversación entre el artista y Shaker Tamimi, palestino de la aldea Nabi Saleh en Cisjordania, cuya casa enfrenta las constantes hostilidades del ejercito israelí. La conversación se da en medio de las protestas realizadas cada viernes, en razón de la disputa por la fuente acuífera que abastecía al pueblo, ahora encauzada hacia el asentamiento israelí.

Filmado en Super 8 y el audio capturado desde un teléfono, se registra un momento en la cotidianidad de la ocupación. Desde la cercanía, que se percibe no solo en la inmediatez de los acontecimientos sino también en la materialidad rugosa del audio, aparece la violencia vivida diariamente por los palestinos. Entre las voces que se filtran en el relato de Shaker destacan los niños, quienes a su manera narran lo que los rodea. Así y sin pretensiones expositivas, el video permite entrar en la intimidad de la familia Tamimi.

El registro se vuelve autobiográfico en la medida en que el artista, de origen judio y palestino, al intentar acercarse a Shaker y su contexto, se ve superado por una realidad que lo excede, por un presente al que no puede acceder del todo. Es tal vez para hacer sentido de esta distancia, que además se explore el cruce con material de propaganda israelí de los años 60, archivo que evidencia el despojo histórico de los palestinos. De esta forma es posible conectar presente y pasado, desde lo material y simbólico, como espacios que conviven y se reflejan, más aún hoy, en pleno Genocidio.