Iván Navarro CL
Desde su infancia, Navarro destila los temas que impregnan su obra: la autoridad, el peligro y el control. Los primeros años del artista estuvieron marcados por la resistencia silenciosa e insular de la familia, escuchando música folclórica de protesta a puerta cerrada. La vida cotidiana se veía asediada por los cortes de agua y electricidad impuestos por el gobierno, así como por el espectro de la tortura con aparatos eléctricos. Su relación con la electricidad sugiere una intimidad compleja, que evoca el toque de queda que sufrió durante años y el control ejercido sobre la población chilena.
Ya como estudiante, el artista había comenzado a trabajar con la luz. Pero su traslado a Nueva York en 1997 contribuyó en gran medida a la consolidación de su obra artística con la energía eléctrica como material y concepto. Allí descubrió la historia del arte conceptual occidental, el diseño de mobiliario de Gerrit Rietveld y la estética minimalista desarrollada por artistas como Donald Judd y Dan Flavin. En cuanto a la forma, las esculturas e instalaciones de Dan Flavin evocaban la propia experimentación de Navarro con la luz, pero la naturaleza apolítica del movimiento minimalista, en una época de agitación política en gran parte del mundo —la de la Guerra Fría—, era fundamentalmente antitética al enfoque artístico de Navarro. En cuanto al contenido, el artista se propuso subvertir la postura formalista, añadiendo un significado social a las esculturas eléctricas diseñadas según códigos minimalistas.
Además, es miembro fundador de konantu.org y hueso-records.com